A veces pareciera que las organizaciones funcionamos como una ‘casa de la risa’: escaleras que no van a ninguna parte, puertas que conducen a paredes, ventanas con vistas a otras habitaciones, muebles y repisas en el techo, espejos que distorsionan la realidad. ¡Vaya! No hay un plano de cómo se supone que debería lucir la casa terminada, simplemente se trata de un conjunto de ideas o proyectos inconexos.